“Un hombre 10 es un triunfador. Y para mí un triunfador es alguien que, le vayan bien o no las cosas, sigue luchando y es feliz. El físico no importa porque es algo perecedero; lo que
permanece es lo que tienes en la cabeza”, afirma Diges.
¿Y quién es un hombre 10?
Mi padre –es muy bueno, lo da todo–. También el padre, el abuelo y el tío de mi chica. Y David Serrano, guionista de “Hoy no me puedo levantar”, por cómo trabaja y porque es
feliz.
¿Y una mujer?
Mi chica; es luchadora, capaz de llevar la casa, nuestro negocio de eventos, el cuidado de nuestro hijo… Sabe aprovechar todos los segundos de su vida. También mi madre –muy positiva y a
quien le debo todo lo que soy– y Verónica Mengod, madrina de mi hijo.
Tus armas de seducción son…
Creo que mi simpatía y mi sentido del humor.
¿Qué te retocarías en Photoshop?
Ahora que he engordado un par de kilitos, igual la tripita.
Cómo defines tu estilo.
Un poco rockero y elegante, pero a mi manera. No me preocupa mucho la moda; de hecho, me regañan mis representantes.
Qué no falta en tu armario.
Vaqueros, pantalones de pana ajustados, cazadoras de cuero y camisas de cuadros.
Nunca te pondrías…
Los pantalones de lino, me dan un poco de grima.
Un cosmético indispensable.
Una crema energizante.
Un ritual de belleza.
Me aplico una mascarilla de arcilla y me hago una limpieza dental de vez en cuando.
¿Cuándo comes hasta morir?
El día que mi nutricionista me deja saltarme la dieta: una comida y una cena a la semana. Los domingos suelo comer por ahí y también me pongo morado. Me encantan las hamburguesas y el
sushi.
El deporte en tu vida es…
Por épocas. Tengo poco tiempo y mi entrenador a veces tiene que perseguirme. Pero me viene muy bien porque el musical requiere buena forma física.
¿Cuál es el mejor regalo?
Que la gente de mi alrededor sea feliz y poder dar un paseo con mi chica y mi hijo.
¿En qué te aterra pensar?
En la muerte y en que a mi hijo le pueda ocurrir algo.
Sueltas una carcajada…
Con las cosas que dice mi hijo. Tiene cinco años y es muy gracioso, y trasto. Mi chica a veces dice que hacemos las mismas cosas y nos reímos de lo mismo.
Un momento “tierra, trágame”.
Mi primera función, un monólogo: se me olvidó el texto. Me quedé mirando al público un rato e... ¡improvisé!
Te gustaría ser recordado…
Como un hombre luchador, currante y buena gente, que es lo más difícil, sobre todo en esta profesión donde suele haber mucho “trepilla”.